Bayona, Ciudad de Arte e Historia…
«Al entrar en Bayona, comienza el embrujo». No soy yo quien lo dice, es el Alcalde, ¡aunque yo lo confirmo! He visitado la ciudad con un grupo de turistas, escoltados por Isabelle, guía oficial (¡y con mucho talento!) de la oficina de Turismo.
Un bonito recorrido comentado, con paseos narrados, pausas para ver el patrimonio y momentos anecdóticos. Una Bayona diferente, con sus hermosas sorpresas y revelaciones. Me ha gustado, encantado, entusiasmado… He visto mi ciudad de otra manera y he aprendido cantidad de cosas que desconocía por completo.
El lugar de encuentro para la salida es el Museo Vasco, bajo el sol radiante de un hermoso día de verano. Nos reunimos una veintena de personas (de todas las edades), con la intención de descubrir los entresijos de la ciudad de las 800 escaleras. El tema de nuestra visita es «Tras las fachadas». Una maravilla de palacetes, propiedades antiguas y patios interiores en el corazón del sector protegido de Bayona.
Allá vamos para pasar 2 buenas horas de correrías por las callejuelas de «mi pequeña Venecia» y sus bonitos muelles a orillas del Nive. Tras las fachadas se revelan multitud de secretos cargados de historia. Bayona, este antiguo puerto romano, se modernizó en el siglo XII con una ciudad que aumentó su extensión. Los tejados se orientaban hacia el Nive, las casas, muy estrechas, tenían una o dos plantas, como mucho.
Una multitud de parcelas con sus jardines traseros dan encanto a una ciudad «en el campo». Bayona, sus murallas, sus suburbios, la construcción de más plantas para alojar a más habitantes en el corazón de la ciudad… Los «arquitectos» de la época transformaron los escollos y remodelaron la ciudad con el paso de los siglos, y de la corriente. Con un espíritu renacentista, el siglo XVII nos ofrece esos parteluces y traviesas de las ventanas, esas molduras y esas bonitas piedras amarillas de Mousserolles, o las de piedra caliza de las canteras de Bidache. Los soportales formados por arcos están construidos sobre postes de madera ya que Bayona poseía numerosos canales que conducían hasta las casas.
Isabelle, nuestra guía, explica la historia de la ciudad con tal pasión, ¡que se oiría volar una mosca dentro del grupo! Estamos absortos, bajo el hechizo… Nos miramos a veces, e intercambiamos discretamente las primeras sonrisas.
Se impone una parada frente a la residencia más antigua de Bayona: la «Maison Moulis», rue Port De Bertaco. Sus entramados de madera, su típica red mural y sus refuerzos en forma de «Cruz de San Andrés» apasionan a los visitantes. Todos comienzan a hablar con los vecinos… En 15 minutos, reina un ambiente cordial y el grupo se une.
Nuestra parada en la Casa del Patrimonio, lugar de conservación y valorización de la ciudad, nos ofrece un paréntesis de intercambios y charlas. ¡Surgen las preguntas! La luminosidad de los edificios, el raspado obligatorio en las partes traseras de las parcelas de las casas, los centros de islotes, los apartamentos «cerrados con doble cerradura»… ¡Nos volvemos más curiosos, y nos encantan las anécdotas que nos confía nuestra guía favorita!
Una conclusión unánime: ¡Bayona siempre ha sido una ciudad agradable, e instalarse allí, tienta mucho a los turistas! Estos espacios de vida son únicos, y los pasillos de las casas que atravesamos son muy largos y con varios tragaluces.
¡Se abre el debate! Absortos, hablamos sobre presupuestos, pero también sobre subvenciones atribuidas para renovar y sobre reglas que se deben respetar según la corporación de Bâtiments de France, y compartimos anécdotas con buen humor y complicidad por lo que cada uno ha vivido, según su región de origen.
Bromeamos sobre las ventanas guillotina. Soñamos entrando en el palacete de la rue de la Monnaie con su escalera de piedras majestuosas. Visitamos diversas y magníficas escaleras, desde vertiginosas espirales, hasta peldaños de piedra tallada que cuelgan sobre un vacío increíble. ¡Tenemos la impresión de penetrar en lugares secretos, donde es imposible entrar, sin llave! Un privilegio que nos cautiva a todos; grandes momentos compartidos. ¡Un regalo de historia y arquitectura, un auténtico placer «para la vista»! Correteamos por Bayona, mirando al cielo, con ganas de descubrir, una y otra vez, lugares sorprendentes.
Isabelle, nuestra guía de bonitos ojos azules, conoce la ciudad como la palma de su mano. Esta licenciada en Historia del Arte valora especialmente esta visita. Le gusta la reacción de los turistas y su sistemático asombro. «A menudo, la gente tiene otra idea de la ciudad. Bayona es rica por su diversidad, lo que seduce a todos los visitantes». Sus lugares favoritos son la catedral de Santa María y los muelles del Nive, donde admite que tiene sus costumbres de bayonesa, como el cafecillo a orillas del río, o su chocolate caliente en el Cazenave los días de invierno.
La visita está llegando a su fin… Se nos ha pasado el tiempo volando. Ya nos tenemos que separar. Algunos tenemos la nariz pegada al folleto que enumera las demás visitas guiadas. « ¿Les apetece un Bayona subterráneo? ¿Un Bayona de sabores, una pausa para ver el patrimonio?»… Un Bayona insólito «al anochecer» ¿¿¿les tienta???
Bayona, es un turismo de múltiples facetas, donde se mezclan con gracia Cultura e Historia. Dejarse narrar la ciudad escoltados por auténticos apasionados es una dosis de pura felicidad. Algo que hacer y repetir… Apruebo la experiencia. ¡Y no olvidéis rellenar el pequeño cuestionario de satisfacción al final de la visita!
¡Por mi parte, la puntuación es de 10/10! Y muchas gracias a Isabelle por su acogida.
Información, programa y reservas en la Oficina de Turismo
0033 5 59 46 09 00
bayonne-tourisme.com
Visita desde 6 euros / Pers. (grupos de 20 personas mini)
Gratuito para niños menores de 12 años.
Tags: Bayona, Historia patrimonio, país vasco